La habitación secreta de Miguel Angel
En 1975, Paolo Dal Poggetto, director del Museo delle Cappelle Medicee, en Firenze, descubrió por casualidad un tesoro que permanecía escondido desde fines del Renacimiento.
Explorando los locales para abrir un nuevo pasaje para los turistas, Dal Poggetto y sus colegas encontraron una bódola escondida debajo de un armario en la Sacristía Nueva, la capilla de la basílica de San Lorenzo proyectada por el propio Miguel Ángel para hospedar la tumba de los Medici, signores de la ciudad. Debajo de la bódola habían escalones de piedra que llevaban a una habitación oblonga, llena de carbón, que a primera vista parecía poco más que un depósito.
Pero sobre las paredes Dal Poggetto y otros estudiosos descubrieron diseños en yeso y carbonilla atribuibles sin duda a Miguel Ángel. La habitación está cerrada al público, pero recientemente el fotógrafo de la National Geographic Paolo Woods ha obtenido la rara autorización para fotografiarla.
Los diseños son hoy visibles porque luego de haber descubierto la habitación, Dal Poggetto tomó precauciones para preservarla. Bajo su dirección, un grupo de expertos trabajaron meticulosamente durante semanas para remover con delicadezael revoque de las paredes. Al fin volvieron a la luz decenas de diseños, muchos de los cuales hacen recordar algunos trabajos importantes de Miguel Ángel, entre ellas una estatua marmórea que adorna la tumba de Giuliano de' Medici, colocada propiamente en la Sacristía Nueva.
Dal Poggetto concluye que en el 1530 el artista se había refugiado en esa habitación secreta por un par de meses.
El motivo? Tres años antes una revuelta popular había quitado el poder a los Medici, obligándolos al exilio; Miguel Ángel, que era uno de los artistas protegidos por dicha familia, la había traicionado uniéndose a los rebeldes.
Por eso cuando los Medici volvieron, el artista estaba en peligro de vida con sus 55 años. "Naturalmente tenía miedo", explica Monica Bietti, actual directora del Museo delle Cappelle Medicee (en la foto), "así decidió quedar escondido en esta habitación".
Bietti tiene una hipótesis de que Miguel Ángel aprovechó de las semanas de auto-encierro para trazar una suerte de inventario de su vida y su arte. Los diseños sobre eI muro representan obras que intentava concluir o que había concluído ya hacía tiempo, como un detalle del David (terminado en 1504) o alguna figura de la tanda de la Cappella Sistina (completasa en 1512).
"Era un genio, qué podía hacer aquí? Solo diseñar", prosigue la estudiosa.
Como por todas las obras de arte no firmadas, es imposible atribuir los diseños con absoluta certeza. Según la mayoría de los estudiosos, alcunos de los bosquejos son muy amatoriales para ser de Miguel Ángel. Sobre otros, el debate queda abierto.
Por ejemplo William Wallace, docente de la Universidad de Washington de St. Louis, y experto en Miguel Ángel, es escéptico. Según él, Miguel Ángel era un personage demasiado importante como para recluírse de ese modo; seguramente podría refugiarse en cualquiera de sus mecenas. Wallace sostiene que los diseños fueron completados en un periodo precedente, antes del 1530, durante la construcción de la Sacristía Nueva. Probablemente la habitación servía como lugar de reposo para Miguel Ángel y sus numerosos assistentes.
Según Wallace, algunos de los diseños podrían ser de Miguel Ángel, pero otros deben haber sido trazados por otros trabajadores para aclarar alguna duda artistica o tal vez solo por pasar el tiempo durante la pausa. "Separar unos de otros es casi imposible", dice. Sin embargo, continúa, la incerteza sobre el autor no quita valor al descubrimiento.
"Estar en aquella habitación es entusiasmante", dice Wallace. "Allí se siente uno privilegiado, por el método de trabajo de un maestro y de sus discípulos y asistentes".
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